La reconocida neurocientífica española, Nazareht Castellanos, explicó cómo esta disciplina es clave para realizar medicina preventiva. En este sentido, expresó que saber el modo en que el intestino influye en la capacidad de aprendizaje servirá para prestar mayor atención a lo que comemos nosotros o nuestros hijos.
A partir de la publicación de su libro, “Neurociencia del cuerpo”, Castellanos, quien es física física teórica, doctora en Neurociencia y docente de cátedra extraordinaria de Mindfulness y Ciencias Cognitivas de la Universidad Complutense de Madrid, explicó la importancia de comprender que cuerpo y mentes son distinguibles, pero inseparables.
En este sentido, expresó que al tiempo que el cuerpo modela al cerebro, este hace lo propio con nuestra parte corporal. “Hasta ahora hemos pensado que el cerebro guía al cuerpo y que sabe lo que allí sucede. Pero no se reconocía protagonismo a las vísceras en la psicología. Hoy sabemos que el intestino intuye el estado de ánimo, que la respiración moldea la atención y que el corazón está implicado en la percepción”, precisó la profesional en una entrevista.
Castellanos agregó que la comprensión de la psicología apoyada exclusivamente en el cerebro fue necesaria, pero incompleta porque no se puede separar lo que está relacionado. En este sentido, la neurocientífica completó que se trata de un regreso al origen de la medicina occidental que estaba más integrada de lo que está ahora.
Una relación demostrada
A partir de la comprobación de esta relación entre cuerpo y mente, la profesional comentó que en el intestino habitan microorganismos que componen la microbiota; lo que tiene un impacto en el sistema inmune y nervioso. “Se ha visto que su dinámica influye en los factores de crecimiento neuronal. En el caso más concreto se han aportado evidencias sobre el deterioro emocional y social asociado a la comida basura”, precisó.
En la misma línea, la neurociencia también ha corroborado las maneras en que la respiración tiene consecuencias positivas o no en nuestra salud, incluida la mental. “Al inspirar por la nariz, cuando estamos sentados por ejemplo, activamos estructuras neuronales que favorecen la memoria y la atención. Si exhalamos con algo más de detenimiento favorecemos la regulación emocional”, ejemplificó.
Así, Castellanos comentó que desde hace tiempo impulsa la educación en respiración en las escuelas debido a que puede ser un factor decisivo no solo para los niños sino para la mejor calidad de vida de los adultos.
Por último, la neurocientífica habló del sentido de la interocepción, como el que más nos conecta con el cerebro. “Es la información que llega desde las vísceras al cerebro y es al que el cerebro le da más importancia. Después ya vienen los sentido de la exterocepción como la vista, el oído, el olfato, el tacto”, precisó Castellanos.
Con su libro, la profesional demuestra la interconexión entre todas las partes del ser humano y lo hace desde la mirada de la neurociencia al tiempo que comunica desde un lenguaje llano al que más lectores pueden acceder.
Fuente: Diario El Cultural