La Asociación Dental Americana recomienda cepillarse los dientes dos veces al día durante dos minutos como mínimo, cada vez. Además, aconseja utilizar pasta con fluor con el objetivo de quitar alimentos y placa de los dientes.
Aunque la mayoría sabe y acostumbra a cepillarse después de las comidas, hay que tener especial cuidado luego de ingerir alimentos o bebidas con azúcares debido a que las bacterias de la placa producen ácidos que atacan el esmalte dental. Se trata del revestimiento duro externo que cubre los dientes que puede descomponer su ácido y transformarse en caries.
Por otro lado, la placa que queda en los dientes cuando no se realiza un correcto o habitual cepillado se convierte en sarro, que dificulta la posibilidad de mantener la boca limpia. Esto, por no mencionar que este sarro se puede convertir en inflamación y afectar también a las encías.
Cuándo cepillarse y cuándo no
Aunque el cepillado es bueno y necesario, es preciso observar algunas cuestiones para no perjudicar la boca. En primer lugar, no es recomendable cepillarse apenas se terminó de consumir alimentos o bebidas que tengan muchos ácidos. Por ejemplo, luego de haber tomado gaseosas, bebidas para deportistas, cítricos o caramelos ácidos.
Es que el ácido presente en este tipo de alimentos puede contribuir a ablandar el esmalte. Así, lo ideal es esperar una hora antes de lavarte los dientes ya que durante ese tiempo la saliva limpia el ácido y el esmalte se vuelve a endurecer.
Para mantener la boca sana, además, es importante observar los siguientes hábitos:
- Usar hilo dental una vez al día.
- Beber mucha agua.
- Seguir una dieta saludable
- Limitar alimentos y bebidas con azúcar.
- Comprar un cepillo de dientes nuevo cada 3 o 4 meses (cambiarlo antes si las cerdas están desgastadas, dobladas o rotas).
- No fumar
- Visitar al dentista periódicamente para realizarte controles y limpiezas.
- Si tienes artritis o dificultad para sostener un cepillo o usas aparatos dentales, los dientes eléctricos son una opción para facilitar la limpieza.
Fuente: Clínica Mayo