Tres inquietudes fundamentales que suelen presentar los papás ante la salud dental de sus pequeños tienen que ver con la primer visita al odontólogo, el tiempo entre visita y visita y las situaciones que deben atenderse de manera urgente.
La boca es el ingreso al organismo, por tanto, cualquier bacteria que ingrese por allí puede afectar a otros órganos del cuerpo. Sin embargo, no todas las personas lo saben y puede pasar mucho tiempo desde que el niño nace hasta que se lo lleva al dentista.
Según el sitio Intra Med, la falta de prevención temprana y de atención desde los primeros meses de vida puede llevar a que, antes de los 6 años, se desarrollen caries y hasta se pierdan dientes (debido a las caries). Y, de acuerdo a la odontóloga Ángeles Maudet (Mat. 3013), se pueden ver problemas más serios, como sangrados que no paran, flemones, abscesos (sacos de pus generados por una inflamación) y hasta problemas cardíacos con internación.
Para evitar que eso ocurra, tanto desde el sitio IntraMed como la dentista entrevistada dan fundamental importancia a la primer visita con el odontólogo: “El momento ideal para ir al odontopediatra es a los 3 meses de vida. Esto porque, en la primer consulta, se le explica todo a los papás, desde los cuidados en la lactancia, la alimentación y la merienda cuando vayan a la escuela. El odontopediatra sabe un montón sobre lactancia materna, y puede asesorar a la mamá sobre la posición del bebé para que se agarre de la teta, o diagnosticar si el bebé tiene el frenillo lingual corto, por lo que no puede succionar bien y hay que operar. También se realiza prevención primaria, que involucra evitar la transferencia de bacterias cariogénicas de madre a hijo durante la erupción de la dentición primaria (entre los 6 y 30 meses de edad)”.
Según Maudet, si no se lleva a los niños antes del primer cumpleaños, se debe hacer de manera inmediata, así como si no se los llevó hasta pasados varios años de edad: “Mientras más chicos consulten, podemos empezar antes con la prevención y evitar varios problemas. Por ejemplo, podemos evitar caries, gingivitis, flemones, abscesos, infecciones que ataquen a otros órganos, indicar ortopedias (pre ortodoncias) que reducen el tiempo de las ortodoncias, las evitan o evitan cirugías, enseñar técnicas sobre una correcta higiene bucal, asesorar sobre la alimentación…”.
Así mismo, la especialista indicó que el tiempo entre consulta y consulta también es importante cuando se habla de prevención y cuidado oral. En ese sentido, manifestó que se recomienda una visita periódica cada seis meses, pero que el lapso dependerá de la situación de cada paciente: “Lo ideal para la prevención es la consulta periódica cada seis meses. Pero depende del paciente que tengo. Si el niño tiene mal hábito alimenticio, tiene mucha carie; come caramelos, toma jugo de cajita, etc., lo veo cada tres meses. Una vez que ese hábito se corrige, lo empiezo a ver cada 6 meses. Y si tengo un paciente que tiene buenos hábitos, que va cada seis meses, que se cepilla correctamente, que hace todo bien, y se le pasa los 6 meses no tengo problema. Pero lo ideal es cada 6 meses”.
Finalmente, consultada por las atenciones de urgencia, la profesional señaló a los traumatismos (golpes, roturas, pérdida completa del diente), a los abscesos o flemones (saco de pus) y a los sangrados imparables como emergencias que no pueden esperar. En ese sentido, aseguró que los papás pueden sentirse seguros de llevar a sus hijos al consultorio, ya que cuenta con todos los elementos de seguridad para protección.