El buen descanso es uno de los tres pilares para gozar de buena salud, junto con una dieta equilibrada y la práctica regular de ejercicio físico. El dormir ocupa la tercera parte de nuestra vida, por lo tanto, todo lo que lo perturbe y/o disminuya su calidad, estará afectando la salud. Mientras dormimos el cerebro permanece “muy activo” para reparar y reponer nuestro organismo, serenar nuestra mente, estabilizar el humor y afianzar la memoria y el aprendizaje entre otras cosas.
De acuerdo a los últimos estudios realizados sobre el sueño, se llegó a la conclusión de que nuestra calidad de vida mejoraría notablemente si dedicáramos el tiempo suficiente a tener un sueño de calidad.
Se estima que una persona adulta requiere entre 7 y 8 horas de sueño, para restaurar las funciones del organismo.
El insomnio (dificultad para conciliar el sueño o permanecer dormido) afecta al 35% – 40% de la población, afectando tanto su salud física como mental. Las personas con insomnio sufren de más síntomas de ansiedad y depresión que las personas sin insomnio.
La apnea obstructiva del sueño (patrones anormales en la respiración durante la etapa de sueño, interrumpiendo el sueño profundo) afecta aproximadamente al 4% de la población adulta. Si no se trata adecuadamente, la SAOS puede tener un impacto significativo en la salud y el bienestar de una persona. Las personas con SAOS no tratado tienen mayor riesgo de padecer un ictus. La insuficiencia cardíaca es también 12-16% más prevalente en los pacientes con SAOS. También experimentan tasas más altas de presión arterial alta, diabetes, obesidad y otras enfermedades crónicas.
Narcolepsia: somnolencia extrema o trastorno crónico del sueño durante el día, asociada a parálisis del sueño, alucinaciones al despertar o iniciar el sueño y, ocasionalmente, perdida del tono muscular en relación con emociones como risa o miedo.
El Síndrome de piernas inquietas: (impulso de movilizar las piernas al tratar de dormir, así como sensaciones de hormigueo, ardor y comezón) es un trastorno común y ocurre entre 3-10% de la población, aunque el número de personas afectadas y la gravedad de la enfermedad difiere entre los países.
La falta de sueño trae como consecuencia daños irreparables a la salud y la calidad de vida de las personas, afectando a un alto porcentaje de la población a nivel mundial.
Dormimos bien si el sueño dura lo necesario como para despertarse lo suficientemente descansado para mantenerse alerta durante el día. Si se duerme de corrido, sin interrupciones o despertares a lo largo de la noche. Por último, si el sueño es lo suficientemente profundo como para lograr un descanso reparador.
Hay diferentes síntomas que nos permiten darnos cuenta de que hay algún problema en el dormir. Algunos ejemplos son la dificultad para conciliar el sueño o los despertares frecuentes por la noche, quedarse dormido en el trabajo o si se detecta que ante una emoción o al reírse se aflojan las manos o las piernas. También tenemos que prestar atención si nos cuenta que mientras dormimos gritamos, corremos o tenemos conductas extrañas, o si movemos mucho las piernas o los brazos, o roncamos fuerte y dejamos de respirar por momentos. En cualquiera de esos casos es conveniente acudir a un especialista.
Recomendaciones
En primer lugar, sugieren consultar con un médico para recibir el diagnóstico correcto e iniciar un tratamiento oportuno.
Acostarse y levantarse a la misma hora.
En caso de no poder dormir, levantarse, salir de la cama e ir a otro lado.
Realizar actividades tranquilas y que ayuden a relajarse (leer).
Tener un colchón cómodo.
Controlar la luz que haya en el cuarto, como dispositivos electrónicos o la que entra por la ventana. Usar cortinas oscuras o un antifaz.
Verificar que en la habitación no haya ruidos.
Consumir bebidas tibias y que no contengan cafeína.
Tomar una ducha caliente.
Meditar.
Todos los trastornos del sueño pueden detectarse y tratarse fácilmente
Consultar a tiempo
Es importante tener en cuenta que aquellas personas que presenten algún tipo de sintomatología deben pedir una consulta al Servicio de Neumonología, donde se les realizará una entrevista para determinar su calidad de sueño, descartar que se trate de alguna patología, establecer si existe alguna obstrucción, desviación de tabique, sinusitis crónica o alteraciones en la mandíbula.
De acuerdo con los resultados, se realizará la poligrafía para dar con un diagnóstico certero e indicar el tratamiento.