La vulnerabilidad emocional parece ser una característica que el coronavirus ha traído a toda la población: miedos, incertidumbres, lejanía, extrañeza. Empezó modificando costumbres como saludos y reuniones, y continuó con el aislamiento como la única vacuna alternativa. Sin embargo, si bien causó repercusiones en la vida de todas las personas, en algunas, como en la de los adultos mayores o en la de aquella población con una enfermedad previa, se vio con mayor implicancia.
Ahora bien, ¿cómo afectó su llegada a las personas con síndrome de Down? De acuerdo con la licenciada en psicología, neuropsicóloga y asesora terapéutica en ASDRA (Asociación Síndrome Down de la República Argentina), Florencia Vázquez (Mat. 38750), al momento no se ha notado un efecto diferencial significativo en los niños con este síndrome, el cual depende de la singularidad de cada menor: “Los chicos con síndrome Down no atraviesan de manera distinta la cuarentena que el resto de los niños. Lo que sí es importante destacar es que algunos niños con este síndrome presentan dificultades a nivel verbal, frente a lo cual resulta clave estar atentos a todas las manifestaciones que se vayan desarrollando y que marquen un cambio (en relación al comportamiento previo a esta situación de aislamiento). Modificaciones en las rutinas, ya sea de sueño, alimentación o control de esfínteres, como así también la presencia de mayor irritabilidad pueden ser indicadores de cierto malestar emocional que debemos atender”.
Así mismo, según el médico neonatólogo y pediatra Daniel Sordi (Mat. 4662), todavía no hay datos concretos sobre la relación entre Coronavirus y Síndrome de Down. Pero, en base al conocimiento que se tiene frente a la afectación por enfermedades respiratorias, explicó que se pueden establecer algunas deducciones: “Los niños con síndrome de Down presentan mayor predisposición a tener virus respiratorios por factores inmunológicos y no inmunológicos. Dentro de los inmunológicos, tienen una menor respuesta de glóbulos blancos y producción de anticuerpos contra las infecciones. Con respecto a los factores no inmunológicos como cardiopatías congénitas, reflujo gastro-esofágico y también un menor tono muscular. Esto hace que algunos mecanismos defensivos, tales como el reflejo de la tos, estén disminuidos. Por tanto, las secreciones comienzan a acumularse, lo que los predispone a que tengan mayor cantidad de infecciones”.
Siguiendo la inferencia anterior, el doctor aclaró empero que los chicos con síndrome de Down (aún aquellos que han sido operados por alguna cardiopatía y que están controlados y compensados) no deberían causar una mayor preocupación en sus papás siempre y cuando cumplan con las medidas recomendadas para toda la población: “Es muy importante que tengan especial cuidado con el aislamiento y cuando no lo puedan cumplir mantener la distancia social; el lavado de manos; cubrir con barbijo nariz, boca y mentón, y no retrasar la vacunación (que debe estar completa, de acuerdo al calendario nacional vigente). Es muy importante la vacunación antigripal”.
Por su parte, la psicóloga entrevistada pidió a los padres demostración de calma, empatía y prevención, independientemente de la condición o no de su hijo: “Los chicos son muy sensibles a las acciones y enseñanzas de los papás. Si como adultos referentes somos capaces de ser consecuentes con el mensaje que transmitimos garantizaremos un adecuado desempeño cuando el aislamiento cese”.
En ese sentido, aconsejó recurrir a una serie de estrategias:
- Evitar la sobreexposición a información de tinte catastrófico;
- Respetar los tiempos de cada uno y las singularidades;
- Adaptar el contenido de los mensajes a la nueva situación a través de recursos verbales, gestuales y visuales: Los aspectos a considerar incluyen desde la cantidad de información, el tono de voz de empleado, como así también la mirada y el uso de diversos gestos y expresiones que acompañen al discurso;
- No dar por sentado que la comprensión del mensaje sea automática: Se sugiere brindar la información de forma dosificada y recurrente mostrando disponibilidad para volver a explicar la situación actual las veces que sea necesario sin abrumar ni centrar toda interacción que se desarrolle en el seno familiar sobre este tema;
- Utilizar las videollamadas como recurso de socialización, recreación y educación;
- Dialogar;
- Ser flexibles;
- Compartir en familia: Poder disponer de tiempo de calidad, en los que el foco es la tarea compartida (escolar, lúdica o de la vida diaria) es muy enriquecedor para todos los integrantes de la familia;
- Mantener rutinas: Se aconseja manejar una rutina con horarios relativamente fijos para todos los convivientes y hacer uso de imágenes visuales para apoyar esta organización (agendas y calendarios).