El trastorno del habla es una afección en la cual una persona tiene problemas para crear o formar los sonidos del habla necesarios para comunicarse con otros. Según el sitio Mediline Plus, debe distinguirse del trastorno del lenguaje ya que las dificultades allí radican en no poder comunicar el significado de sus mensajes al resto, o en no poder entenderlos.
Puede tratarse efectivamente, de tal manera que el niño desarrolle sus capacidades de habla, su inteligencia y sus capacidades para pensar de forma normal. Pero si no se trata a tiempo los problemas pueden perdurar, viéndose afectados por dificultades de comprensión, expresión, aprendizaje y dificultades sociales (como ansiedad, tensión, inseguridad y hasta la pérdida del control emocional).
Por ello, médicos fonoaudiólogos y otorrinolaringólogos ponen énfasis en la atención prematura del trastorno. En ese sentido, la médica otorrinolaringóloga Andrea Constán (Mat.12717), perteneciente al staff de Centro Médico Chacras, señaló: “Es importante realizar el tratamiento durante los primeros años de vida porque el cerebro del niño tiene una máxima plasticidad cerebral, lo que posibilita una mayor capacidad para el aprendizaje, dando lugar al desarrollo”.
De acuerdo a la especialista, este trastorno no se debe a alteraciones neurológicas, motoras ni tampoco de tipo perceptivas, como pérdida o disminución de la audición, sino que sus causas no son claras. “A veces puede ocurrir que haya antecedentes familiares”, detalló. Y continuó: “Lo importante para el diagnóstico es descartar ciertas causas como son:
- Que el niño tenga hipoacusia;
- Que presente malformaciones del aparato fonolocutorio, como paladar hendido y problemas en la mordida, entre otros;
- Que padezca alteraciones neurológicas;
- Que manifieste trastornos de la voz, obstrucciones de la vía aérea, nódulos cordales, hiatus longitudinal, etcétera”.
Para poder determinar si un niño padece trastorno del habla, la doctora especificó diversos pasos que realizan los profesionales. El diagnóstico es interdisciplinar, esto es, que lo realizan en forma conjunta el otorrinolaringólogo con la fonoaudióloga especialista en lenguaje: “En primer lugar, el médico Otorrinolaringólogo va a realizar un detallado interrogatorio, un examen físico y de ser necesario solicitará algún estudio complementario. Por ejemplo, estudios audiométricos y otros. También es fundamental la entrevista con una fonoaudióloga, quien realizará evaluaciones y pruebas específicas para cada niño”.
Finalmente, Constán destacó el rol fundamental de padres o cuidadores en la detección del problema y en el acompañamiento terapéutico de los niños: “Generalmente los padres o médicos pediatras son quienes perciben que sus hijos tienen un trastorno del habla. Eso sucede alrededor de los 3 años. Y los maestros lo detectan alrededor de los 5 años de edad.
La profesional recomienda hacer una consulta oportuna con su médico pediatra y otorrinolaringólogo, quienes van a evaluar un crecimiento y desarrollo normal. La visita al médico arroja luz sobre creencias o mitos erróneos sobre este tema, que se apoyan en frases como ‘ya va a crecer…es muy chico’, o ‘cuando comience primer grado, arranca…’, entre otras”.
Dislalia: el trastorno de habla más frecuente en los pequeños
Consultada sobre el problema qué se presenta con más habitualidad en menores, la otorrinolaringóloga señaló a la dislalia. Según la profesional, esta se debe a un trastorno de la articulación de los fonemas por ausencia, alteración de sonidos o sustitución de los mismos. “Por ejemplo: ausencia de determinados sonidos al formar palabras; incapacidad para organizar la secuencia de sonidos de una palabra; sustituir un sonido por otro; cambiar el orden de los sonidos; entre otros”, precisó.
El tipo de dislalia y de la causa de esta determinará el tratamiento a seguir. No es lo mismo corregir la mala pronunciación de un fonema que la de varios a la vez.
Nuevas tecnologías: ¿pueden ser una causa de trastornos del habla?
Los aparatos tecnológicos forman parte de la vida cotidiana de niños y adultos, comenzando muy tempranamente como una compañía (o extensión) del ser humano. Bien utilizados logran resultados muy valiosos. Sin embargo, el uso excesivo de los dispositivos puede ser muy riesgoso para la salud, incluso retrasando el desarrollo normal del habla.
En ese sentido, Constán advirtió: “Se desaconseja completamente que niños entre dos a tres años de edad pasen varias horas frente a la tablets, celulares y televisores. Estos dispositivos generan en el niño una actitud pasiva, que lleva al retraso del desarrollo del habla, disminuye el interés por la interración verbal como también del contacto visual”.